MIRADAS


Hay miradas que tienen el don de la prudencia
nos miran y parecen no querer mirarnos
ni juzgarnos, 
solo comprendernos, abrazarnos, 
ponernos a salvo.
Son como esas caricias de tu madre 
que nunca esperan respuesta,
que se quedan en tu piel como tatuadas
y hacen surcos de amor, 
sin herirte, sin quebrantar tu alma.
Hay miradas que sabes que son puras
aunque estén llenas de callos y cansadas,
que han dispuesto en el contrato de su vida
una cláusula eterna del "no pasa nada"
Son miradas de un perdon extraño
que no busca arrepentimientos, 
ni culpas, ni recompensas.
Miradas en las que parece que el infinito se contemple 
y  encuentre en ellas su final imposible.
Son miradas de luz,
a oscuras, en la penumbra, en la cueva.

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