EN BUSCA
DE LAS MUSAS
II



Releyendo esos recortes del pasado, esas “notas” de mis locuras y quebrantos, me resulta difícil reconocerme en ellas, y se que fui yo, hoy podría escribirlas de nuevo, pero me temblaría el pulso, hoy, me dolería hacerlo. 
Voy camino de una tumba en busca de un puñado de tierra que arrojar a un muerto y de pronto el muerto resucita, la tierra pasa de ser puñado a polvareda, confundiendo el paisaje, ella, yo, la misma.

Si se tratara de un diario, la sucesión de fechas, lo haría coherente, pero son anotaciones sin tiempo, y el tiempo las ha convertido en sinrazones, el "cuándo" no debió importarme, seguramente pensaba que duraría siempre, el “por qué” es abstracto, es ahora mismo. 

…Me había quedado sin excusas, y de pronto me di cuenta que no las necesitaba… debió ser el resurgir de un desaliento, lo que me inspiró esta frase, ¿lo fue? ¿Qué me haría escribirla ahora? ¿La podría siquiera pensar? Si le busco un sentido, lo veo hoy mas factible que entonces, soy mas libre, tengo menos pudor, la filosofía del “nunca pasa nada” se ha afincado en mi pensamiento, de tal manera que lo ha hecho más impúdico, más tolerante y al mismo tiempo más soberbio. ¿Añadiría algo? Imposible, ya no busco excusas, debí empezar a no buscarlas en ese momento, justo en esa frase. ¡Qué lastima! Un instante tan decisivo y pasó inadvertido. 

…No se puede volar con las alas de los pájaros… ¿Qué quise decir? ¿Resolver tal vez, que debemos construirnos unas alas? 
Fue ese camino de palabras, mudo después en muchos años, el que esbozó el cielo sobre el que planeo. ¿Tengo algo que decir? ¿Lo tuve entonces? No he estado, sin embargo, ausente de palabras, me las comí y las devolví en hechos, ¿debo contarme hoy estos hechos? Demasiadas preguntas en un texto tan corto, debería borrarlo y empezar de nuevo. No lo haré, me cuesta retractarme, incluso de aquellas frases, a las que ahora recurro en busca de inspiración, me cuesta retractarme. 
Ser lo que no somos, volar con las alas de los pájaros sin serlo, haciendo predominar nuestra esencia, por encima de lo que nos induce al vuelo, es traicionarnos, es traicionar al pájaro, es… no tener alas. ¿Por que entonces recalcar que no se puede? y es que todo sueño, es eso, un no poder y el continuado intento por lograrlo. 

¿Qué soy?
Nada
A penas un proyecto en el aire.
Una ola en vías de extinción en la playa.
Descarnada en la arena
Espuma blanca.
¿Y digo que soy nada?
Respirada
Absorbida por la tierra.
¡Tantas cosas!

¿Qué soy?
Nada.
A penas un bostezo de esos que abre el apetito.
Un suspiro
Que se alimenta del sueño y vuelve al sueño.
¿Y digo que soy nada?
Devorada.
Un descanso de esperanzas.
¡Tantas cosas!

¿Qué soy?
Nada.
A penas un pedazo de hielo a pleno sol.
Una garganta seca y desgañitada.
Un grito ahogado en la garganta.
¿Y digo que soy nada?
Derretida.
Valiente y apocada.
¡Tantas cosas!

¿Qué soy?
Nada.
A penas un libro recién abierto.
Una pregunta que persigue respuestas a diario.
Un "para qué" a los pies del "por qué",
un"cuando" perdido en el tiempo.
¿Y digo que soy nada?
¡Tantas cosas!

¿Qué soy?
Nada.
De la nieve
La gota que resbala por la montaña.
El rocío que el sol acaba.
¿Y digo que soy nada?
Manantiales
Frescura de madrugada.
¡Tantas cosas!
Tantas cosas no pueden ser nada.

Nada, que palabra tan llena, en ella todo cabe; me parece a mí que es un recurso fácil. 

No me siento igual de cómoda en la poesía, en ella se implican demasiadas emociones, nada que ver con la frialdad de lo pensado, es mas bien lo sentido, lo derramado en llanto, en risa, en amor, en deseo. El despecho, la ira, el encanto, lo generoso, lo bello, asoma en cada verso, se sobra en cada coma, si es poesía claro. Proclamarme poeta seria pretencioso, pero escribir un poema… ¿quién no lo ha hecho alguna vez? Son frases cortas, como las notas, solo que anidadas por ese hilo del alivio. El poema es menos opaco que la prosa, requiere de una mayor transparencia personal, aunque resulte incomprensible a los demás, el que lo escribe jamás olvidara lo que sintió al escribirlo. Si al leer cualquier poesía somos capaces de evitarle un significado a las palabras que la construyen, y nos dejamos llevar por la visceralidad del simple impulso que motivo el escrito, surge la simbiosis, olemos, miramos, tocamos, percibimos desde un yo distinto, somos casi el otro. Por eso quizás me gusta menos, o mejor, me atrevo menos, no es sencillo otorgarle un recuerdo a lo olvidado. 

La llave que necesito para abrir el baúl de la inspiración, mi inspiración, se que puedo encontrarla en estos escritos, en esta agenda del dosmil cincon y que las letras que hay en ella marcadas, han convertido en una agenda del dosmil seis, del dosmil siete, del dosmil… termina hoy y empieza en cierto modo hoy. Aún quedan hojas vacías en ella, pero siento que no es el momento de llenarlas. Escribí una vez, esta escrito aquí … los recuerdos son como las cintas que marcan las pagina del libro que estas leyendo… allí donde se detiene la cinta se forja la imagen de lo vivido, estas paginas en blanco, no son lo que aún no se ha escrito, sino lo que aún no se ha leído. Atreverse, es dejar de releer, y enfrentarse a una historia nueva, lo peor seria descubrir, que no habías terminado la novela, que no habías sentido hasta este momento, la curiosidad de conocer el final; ¿una mala novela? o ¿un mal lector? 

Ordenar las notas, hacerlas químicamente aceptables al raciocinio, es una tarea ardua, me da pereza, tal vez me falte la disciplina que todo escritor precisa y entonces, acudo a las musas, sin no las encuentro me siento redimida, como el pecador que confiesa. 
                                         
                                                  A.M.G

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