UN PENSAMIENTO ATROZ


Esto es lo que hay, somos como anónimos en un mar de nombres propios, sin un alias que nos identifique, sin un nombre que nos haga originales, tan solo un yo, difuminado en un sin fin de quebrantos, comunes, generales, de tantos…
Un buen día alguien nos hace sentir, especiales, nos otorga esa genialidad, de ser únicos, en una mente ajena a la nuestra, en un mundo que siempre ha estado alejado del nuestro, y nos hacemos un sitio en el corazón de otro, ¿un sitio? ¿De que está compuesto ese sitio? Como al principio, de un yo que no somos nosotros, que han inventado para ese lugar, que se parece a lo que somos. El tiempo nos pone al descubierto, y esa intemperie, nos alumbra tan diferentes… ¿Quién anida en ese corazón? No podemos intentar ocuparlo con un yo que no tiene cabida en el. Lo intentamos si, pero hay están los ojos, del que está enfrente, para vernos, tal cual somos, anónimos, en un mar de nombres propios. Así me siento hoy, he descubierto que no soy nadie, y que lo que soy no cabe en ningún lugar y que nadie me va a facilitar un alias. ¡Anabel! Te has quedado afónica de gritar tu nombre, y sin embargo emitías simples susurros, sin eco en los oídos de los otros.
A.M.G

Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. Siempre somos anónimos para el universo, pero dejamos de ser una niebla, cuando alguien nos mira con amor. Escudriñan nuestra cara y nos dicen que ven más allá de lo que nosotras mismas vemos. No, Anabel...a pesar de nuestras continuadas búsquedas, no somos más que aquella que los otros encuentran. Parece absurdo, pero somos tantas como nos descubra el amor ajeno...familia, amigos, amores., pero a fin de cuentas, tú eres Anabel y yo te llamo. Un beso

    ResponderEliminar

Publicar un comentario